Nos une un vínculo profundo con las mentes creativas que dan vida a este proyecto. Por eso, nos parecía esencial abrir este espacio: un rincón íntimo donde conocer no solo la obra, sino también las historias, los impulsos y los mundos personales de los artistas que nos acompañan.
Inauguramos esta serie de entrevistas con una mirada cercana y reveladora a la trayectoria de Pame Fagus, una artista que reinterpreta la fauna y la flora con una mirada vibrante, llena de imaginación, color y vida. Su obra nos conecta con la naturaleza desde un lugar sensible y lúdico, y su historia merece ser contada.
"Mi nombre es Pamela Ciudad, soy ilustradora y diseñadora, además de guardaparque y guía de turismo. Resido en la Patagonia pero soy de Santiago.
Me he dedicado a mezclar dos de mis grandes pasiones a través de todas mis obras: naturaleza y arte. Me gusta enseñar también, y que mejor que a través de algo que te llame la atención como el arte.
No me dedico solo a un tipo de producto, soy más versátil y ando probando de todo un poco; desde ilustraciones a mano y digitales hasta maquetas, libros y videos."
¿Cuál fue tu primer acercamiento al arte y qué lo hizo significativo para ti?
"La ilustración en general, ¡y los cómics! Recuerdo que de niña me gustaban mucho los dragones y dinosaurios, y no paraba de dibujarlos. Después descubrí los cómics, y me gustaba contar historias de mi familia a través de ellos. Así fui creando pequeños libritos —a puro papel de cuaderno y corchete—.
Además, recuerdo a mi profe de Artes en el colegio. Ella hacía todo súper amigable y me fomentaba mucho que siguiera ilustrando. Me dejaba tomar desayuno en su clase y a veces me quedaba en el recreo terminando algún trabajo.
Desde que descubrí que podía expresarme y contar historias a través del arte, sin que nadie juzgara o criticara, se volvió algo muy significativo para mí. Y ahí no paré.
Después entré a la universidad a estudiar Diseño Gráfico, y ahí empecé a conocer más tipos de productos que podía crear. No terminé la carrera, pero estuve cuatro años. Luego estudié Turismo Aventura, aunque nunca olvidé el diseño y siempre lo seguí complementando con todo lo que hacía."
¿Qué temas, emociones o historias inspiran más tu trabajo actualmente?
"Últimamente me gusta mucho la idea de contar algo —como un viaje, por ejemplo— a través de ilustraciones en distintos formatos. Poder mostrar lugares, personas, plantas o animales que conocí en X lugar.
Ahora mismo estoy haciendo mi propia bitácora de viaje, con un mapa que se dobla en seis partes y muestra el lugar junto a pequeñas ilustraciones en acuarela, tipo cartas de juego. Lo estoy haciendo en formato pequeño porque cuando viajo, lo hago con lo mínimo y no dispongo de tanto espacio.
Antes de este proyecto, hice mi primera línea de productos: eran distintos animales de la Patagonia practicando algún deporte que los caracterizara. Empecé a hacer estas ilustraciones solo para dar a conocer los distintos animales que podrías ver en la región (y que son difíciles de observar). Primero las ilustraciones tuvieron muy buen recibimiento, así que empecé a hacer poleras, botellas, libretas, stickers e imanes."
¿Cómo describirías tu estilo artístico en tres palabras y por qué?
"¡Qué difícil pregunta! En tres palabras… uff.
Diría:
Naturalista, porque me dedico principalmente a ilustrar y crear obras relacionadas con la naturaleza: flora, fauna y fungi.
Científico, porque me he dedicado a ilustrar científicamente diferentes especies —ya sea para libros o publicaciones científicas—. La ilustración científica es un método antiguo en el que se recopilan todos los detalles de la especie observada. Es casi como una fotografía, pero tú eliges los detalles que quieres resaltar.
Y emotivo, porque al final lo que quieres con tus obras es expresarte y apelar a diferentes emociones, que estas lleguen a quien observa tu arte. Me gustan las emociones dentro de cada pieza de arte, porque puedes decir demasiado sin decirlo. Puedes evocar recuerdos y sentidos con solo un trazo o una materialidad.
Una vez hice una maqueta de la laguna San Rafael para la empresa en la que trabajaba. Lo hice solo porque amo las maquetas, por “amor al arte”. Después usaron esa maqueta en un tour con una persona no vidente, y fue súper emocionante porque pudo comprender la geografía del lugar a través de ella."
¿Alguna vez has dudado del camino que elegiste? ¿Por qué?
"Creo que un par de veces he dudado del camino del arte, principalmente por miedo. Ser independiente exige ser busquilla, súper proactiva, agarrar todas las oportunidades que se te presentan… aunque la sociedad te diga que son pocas, creo que eso es mentira.
A lo largo de mi vida me han aparecido oportunidades muy buenas artísticamente: desde proyectos de diseño en municipalidades hasta creación de libros. No siempre la retribución es monetaria. He hecho muchas cosas solo por amor, pero he recibido mucho a cambio: apoyo, cariño, felicitaciones, más oportunidades laborales… y la sensación de que lo que estoy haciendo, lo estoy haciendo bien.
Me siento súper satisfecha y agradecida con todas las cositas que he hecho."
¿Qué papel juega el arte en tu vida diaria, más allá de tu trabajo creativo?
"¡Uff! Un papel súper importante. Para mí el arte lo es todo. Está presente desde cosas cotidianas como cocinar. Uso el arte en cada verdura que pico, en qué colores mezclo con cuáles, en la presentación…
Amo la betarraga. Más allá del sabor, amo su color y quiero usarla en todo. He creado comidas muy locas solo para ver cómo se ve. Incluso una vez pinté con betarraga.
También uso el arte como mi terapia. Es ese momento tranquilo y pausado, en que estoy conmigo misma, expresando lo que siento. Es una especie de refugio."
¿Hay alguna historia o momento especial que haya marcado un antes y un después en tu camino como artista?
"Es un momento largo…
Justo al principio de la pandemia, era mi primer invierno en la Patagonia. Me salió un proyecto educativo con una organización, donde fui la diseñadora e hice muchas cosas entretenidas: fichas de especies de flora y fauna con ilustraciones mías (y de otros dos ilustradores), un juego, un manual, y más cositas.
El proyecto era una mochila para profesores, para que salieran a terreno con las niñeces y aprendieran del entorno con materiales lúdicos.
Ahí conocí a la Dine, una amiga hermosa, seca en hongos y loca por enseñar lo que sabe. Me contó que quería hacer un libro, pero no tenía lucas. Me preguntó si estaba dispuesta a apañarla porque era su sueño. ¡Y le dije que sí altiro!
Ella quería mis ilustraciones, y a mí me encanta el diseño editorial. Ahí me di cuenta de que podía dedicarme a ilustrar además de diseñar, quizás de una forma más profesional.
Gracias a la Dine, me salieron encargos de ilustraciones científicas (¡y súper bien pagadas!). Después hicimos un libro de especies comestibles del norte de Aysén, y así vinieron más proyectos en la región.
En todo ese momento me valoré, valoré mi trabajo y me creí más el cuento. Ser artista, sí, es difícil. Pero es súper entrete, y todo puede pasar."
¿Qué mensaje o experiencia esperas que las personas se lleven al conectar con tu obra?
"Espero que aprendan algo nuevo y se sorprendan. Que no solo sea algo bonito de admirar un momento.
Sé que suena medio poético, y depende del tipo de obra, pero por ejemplo, con esa línea de productos de animales de Aysén practicando deportes, pude destacar especies menos conocidas como el Dragón de la Patagonia. Es un insecto diminuto que vive en el hielo, solo en ese glaciar. Las ilustraciones eran medias caricaturizadas, entonces enseñabas sobre fauna, ¡y en poleras se ven bacanes!
También, una vez que estaba pegada con la edición de video, hice pequeños documentales —de 10 minutos máx.— sobre distintos árboles. Los subí a YouTube y fue bacán porque mucha gente me tiró buena onda, me pidieron más, y terminé haciendo dos temporadas con 17 capítulos. Fue harta pega, pero muy disfrutada.
Esa fue una linda forma de enseñar."
Conversar con Pame Fagus es abrir una puerta al asombro: ese que nace al mirar con atención la naturaleza, al jugar con los colores, o al transformar un pequeño insecto patagónico en un símbolo de identidad. Su obra, que cruza la emoción con la observación científica, nos recuerda que el arte no solo decora, también educa, emociona y transforma.
En Clever Squirrel, creemos en artistas como Pame. En su mirada inquieta, su generosidad creativa y en el valor de hacer del arte una forma de vida —y de comunidad.
Seguiremos compartiendo estas historias porque creemos, como ella, que todo puede pasar.
Pueden conocer más de su trabajo desde su Instagram: @pamefagus_